Si bien pudiéramos decir que el principio de beneficencia es la frase “haz el bien y no mires a quién”, ésta es una virtud intrínseca del ser humano que en mayor o menor grado tiene la potestad de aplicar.
Más el principio de beneficencia es parte de la bioética, la antítesis del principio de no maleficencia.
Abordaremos aspectos básicos de la beneficencia, tanto desde la visión del benefactor como de los beneficiados.
Principio de Beneficencia: Conceptos
Sistemáticamente hablando, “beneficencia” se conceptualiza como la virtud y obligación de hacer el bien, visto de manera unilateral. Pero se va concatenando según los ejemplos que se transmitan a los beneficiados.
Ahora el principio de beneficencia es un concepto del ámbito de la ética de la investigación científica, que deriva también del humanismo, en especial el cristiano.
En el ámbito de la salud este se ata a la obligación de prevenir o aliviar el daño, hacer el bien u otorgar beneficios; recordar necesariamente el deber de ayudar al prójimo por encima de los intereses particulares.
Obrar en función del mayor beneficio posible para el paciente y procurar el bienestar de la persona enferma, incluso en contraposición a las decisiones del paciente que contradigan a la legalidad.
Sea cual sea el caso el principio de beneficencia busca las formas que deriven en mejorar a un grupo determinado y/o a una sociedad, sea con acciones masivas o ejemplos contundentes.
Contraparte del principio de beneficencia: principio de no maleficencia
Simplemente es un antónimo que se aplica en el mundo real. Este principio proviene de uno de los fundamentos de Hipócrates: “Primum non nocere”, es decir, no hacer daño al paciente, ni permitir que el mismo u otros se lo haga.
Fundamento ético del principio de beneficencia
Según los parámetros de la bioética y también en mayor o menor grado de la deontología y filosofía, el principio de beneficencia se fundamenta en lo siguiente:
“Proteger y defender los derechos de los demás, prevenir de posibles daños colaterales o directos a otros; eliminar en lo posible las condiciones que lo pudieran provocar, ayudar a las personas con capacidades reducidas y rescatar a las personas en peligro o víctimas del mismo».
¿Por qué existe el principio de beneficencia?
Luego de una extensa campaña en el año de 1974 de los medios de comunicación estadounidenses sobre los abusos cometidos por investigadores científicos privados, empresariales, universitarios y militares hacia seres humanos que eran objetos de estudios biomédicos, el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon firmó un proyecto de ley nacional para la investigación científica.
El mismo buscaba proteger los derechos de dichas personas y sirvió de base para su aplicación mundial, siendo llamado Informe Belmont, promulgándose así:
- El respeto a las personas.
- Beneficencia (principio de)
- Justicia.
Junto a las leyes de cada país y el uso de otros principios morales y científicos, estas tres prerrogativas buscan salvaguardar a toda persona que se encuentra bajo cuidados, atención o estudio médico a todo nivel.
¿Ha de estar el paciente de acuerdo con el principio de beneficencia?
Absolutamente sí. Se requiere la autorización – consentimiento del paciente o de su tutor o representante legal, según sea su situación en lo que a capacidades o edad se refiere.
A cada paciente se le entiende como agente moral
En el caso de personas con capacidades distintas, se requiere la interpretación por parte de familiares y/o especialistas de las explicaciones de procedimientos a realizar, requiriéndose en la medida de lo posible, consenso entre todos.
La relación médico – paciente en el principio de beneficencia
Esta se logra cumplir cuando se consigue respetar mayormente la autonomía legal y capacidad psicológica del paciente en pro de mejorar su calidad de vida y/o reconstruirla en base a los cambios inherentes a lo que truncó su salud.
En la investigación biomédica, donde se aplica el principio de beneficencia, es obligatorio realizar balances de los beneficios y riesgos para que sus resultados se transformen en hechos favorables para el paciente.
Las reglas del principio de beneficencia obligan al área científica (médicos, investigadores, personal de enfermería, paramédicos) a proteger y defender los derechos de los demás, prevenir todo daño posible bajo su cuidado
Por igual deben evitar el detrimento que produzca perjuicio a los otros, rescatar a personas que se encuentren en peligro y ayudar a individuos con capacidades reducidas.
En estas últimas la OMS ha incluido a personas con episodios psicóticos – depresivos.
Elementos del principio de beneficencia
El principio de beneficencia se caracteriza por ser una especie de elipsis donde se va enfatizando una y otra vez el mismo punto: brindar ayuda y/o asistencia desinteresada.
Sus dos elementos fundamentales son muestra de ello:
El primordial es la beneficencia positiva (positive beneficence), recordatorio perenne de la obligación de proporcionar beneficio al prójimo.
Su complemento es el principio de utilidad (utility), donde se analizan las connotaciones científico – lógicas, legales y/o morales en aquellos casos en los que entran en juego riesgos por beneficios.
Y es que muchas de las acciones de beneficencia no están libres de consecuencias negativas.
Un ejemplo de ello es la necesidad de amputar algún miembro para conservar la vida del paciente.
Limitaciones para su aplicación
Como es de comprenderse, el principio de beneficencia también posee limitaciones que derivan del sentido común y de situaciones que abusarían de su uso.
Algunos ejemplos que respaldarían la decisión de limitar o no aplicar el mismo, serían:
- Que el personal médico pueda correr el riesgo de perder su salud, vida, lisiarse o la pérdida parcial o total del algún miembro..
- Que el personal esté psicofísicamente imposibilitado de aplicar la ayuda necesaria por sucesos o acciones no normales (accidentes, agravios, riesgos naturales).
- Nadie puede ser obligado a dar su vida por otro.
Las acciones paternalistas
Estas se resumen como la forma que el profesional de la medicina asume un rol diligente y de tono paternal para que el paciente perciba las implicaciones negativas de desobedecer un tratamiento o procedimiento
Dicho tono también es aplicable para con familiares o representantes.
Todo esto con el fin de emplazarle a ser copartícipe en su recuperación tomando las alternativas procedentes por muy duras que éstas sean.
El tono paternalista aplica junto al principio de beneficencia ya que busca evitar daños posteriores e incluso, la muerte.
Las acciones paternalistas buscan amilanar el dolor del paciente evitándole el stress de conocer por completo su estado total de salud sin que esto pueda considerarse mentira u omisión.
De manera gradual y en base a su estado de salud psicofísica y estudio de las alternativas, el médico explicará al paciente su situación para que la asuma de manera pausada.
Esto se hace en pro de evitar un shock que derive en empeoramiento repentino y/o la muerte.